domingo, 19 de enero de 2014

Ventajas del uso de las TIC para el niño con discapacidad visual


Las personas sin visión, al igual que las personas sin movilidad son de las que más se pueden beneficiar del uso de la tecnología. Hacer la compra sin tener que llevar simultáneamente las bolsas y el bastón en las manos; hacer consultas al ayuntamiento sin tener que aprenderse el camino hasta el mismo, leer la factura de teléfono para la cual antes de existir el escáner y el revisor de pantalla tenían que contar con una persona vidente que hiciera de lector son meros ejemplos de los que supone la informática para una persona sin visión en su vida cotidiana. Más allá, las tecnologías son utilizadas por las personas con discapacidad visual en el trabajo e incluso la informática es una gran salida profesional para muchos de ellos.
Pero, ¿cuál es la situación en la escuela?
Nos encontramos actualmente ante una grave controversia en cuanto al beneficio de las TIC para los niños con discapacidad visual, ya que lo que hasta ahora ha sido un elemento facilitador de la integración se está convirtiendo en uno de los mayores obstáculos para la misma.
Hasta ahora el uso que niños videntes y ciegos hacían del ordenador en la escuela era equiparable, y las tecnologías hacían más fácil la integración: los alumnos toman notas con mayor facilidad en un braille hablado o en un ordenador portátil que en la antigua máquina de escribir braille; los apuntes pueden ser enviados por correo electrónico a los maestros itinerantes (maestros de apoyo del equipo específico) para que los transcriban, las impresoras permiten que lo que el niño escribe en braille lo imprima en tinta para su maestro. Hay programas y páginas web como correos electrónicos que son perfectamente manejables con revisores de pantallas, por lo que también se les ha facilitado la comunicación. También los que tienen algo de visión tienen diferentes posibilidades de configurar la pantalla de forma que los textos y los iconos aumenten de tamaño, que los colores varían en función de sus necesidades...
Además todo esto hace que su autoestima y sensación de competencia suba a la par que aumenta sus posibilidades de integración, pues puede comunicarse con sus compañeros, hablar de las mismas cosas, aprender de ellos y enseñarles también a ellos, intercambiarse apuntes, correos electrónicos...
Los beneficios son pues palpables. Pero el problema llega ahora.
La informática deja de ser una asignatura, extraescolar en muchos casos, para convertirse en una herramienta para el uso en todas las materias. La incorporación del ordenador al aula es una realidad en muchos centros y la edad de iniciación desciende hasta la educación infantil.
El uso del ordenador se generaliza para el estudio, la ampliación de conceptos, la realización de ejercicios, consultas…
La utilización eficiente de los contenidos insertos en los programas educativos es todavía ciencia ficción para cualquier alumno con ceguera y para muchos con discapacidad visual, con independencia de la etapa en que se encuentren. Y ahora qué hacemos ¿les echamos de las aulas? ¿les eximimos de las asignaturas que se trabajen desde la informática, es decir, de todas? ¿o volvemos a pensar en sus necesidades, sus derechos y sus capacidades y empezamos a hacer programas accesibles?
Esta es nuestra asignatura pendiente, pero ¿hasta dónde puede un niño ciego manejarse con un ordenador?

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